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Influencia italiana en la cocina mendocina Por Carla Luna








La inmigración italiana ha tenido siempre un capítulo especial en la conformación antropológica argentina y la gastronomía no se queda fuera de esta concepción. Pero lo cierto es que la cocina italiana tiene una propia fuerza que trasciende el mundo entero. 


Octubre nos presentó un mes de mucho sabor italiano y justamente nos permite preguntarnos hasta donde nos vemos influenciados. La cocina es una serie de sentidos que exploran experiencias vividas y descubren nuevas sensaciones, conservando la memoria. En nuestro gen la cocina italiana recupera recuerdos de antepasados y permite a través del paladar y el olfato encontrarse con la memoria. De esta manera, vivimos el Festival de la Pasta organizado por Dancona, en el Auditoria Ángel Bustelo que aglomeró una gran cantidad de adeptos y puso en evidencia el amor por la bota europea. Posteriormente, se festejaron los 65 años de la cocina italo argentina con el sello de la Familia Barbera quien puso en valor toda su historia personificada en la imagen de quien es el referente máximo de la cocina italiana en Mendoza: María Teresa Barbera. 


Mendoza ha traspasado las fronteras de la pizza y la pasta para darle una identidad a la cocina italo-argentina que se convierte en una fusión con la esencia de la herencia italiana trabajada con productos locales y puesta en la mesa con estas dos culturas entrelazadas que tienen tanto parentesco en sí. Así msimo la cocina italiana es mucho más que estos dos platos a base de harina. Cada región tiene productos que la identifican y se logran platos que no son tan conocidos pero que enaltecen las preparaciones de los cocineros europeos potenciando las riquezas de sus zonas. Más allá de heredar recetas de abuelos, esta modalidad es la mejor herencia que recibimos en la gastronomía mendocina, la cual cocina según lo que la huerta ofrezca y de esta manera logra que los creativos culinarios ofrezcan arte.