Atamisque, el paraíso al final de Los Cerrillos
El camino de Los Cerrillos de Tupungato concluye en el umbral de un pedacito del cielo, ubicado a 1300 metros de altura, llamado Estancia Atamisque. Este maravilloso lugar del Valle de Uco ofrece una propuesta turística ideal para disfrutar un fin de semana dentro de un cuadro pictórico tan bello, que no parece real.
La vegetación desprende un aroma suave a flores silvestres y frutales propios de la finca, los cuales en otoño muestran su mejor versión y de esta manera una increíble arboleda da la bienvenida a un espacio que es mucho más que una bodega. Atamisque cuenta con una propuesta turística muy interesante. Su cava ofrece un sistema único de construcción realizado por el estudio Bórmida y Yanzón que permite condiciones naturales para la conservación y elaboración de sus vinos. Además el complejo permite pasear, alojarse en su logde o simplemente pasar el día disfrutando de todos los encantos de su espacio. El paisaje del Cordón del Plata y los viñedos dibujan arte vivo para caminar por el predio, aprender de psiculutura, o compartir una copa de vino junto al lago artificial. La alfombra verde de la cancha de golf completa el cuadro e invita a disfrutar de esta actividad en medio del aire de montaña.
Rincón Atamisque es el restó de la bodega que tiene la particularidad de ofrecer truchas provenientes del criadero de la misma propiedad. El mismo presentó, hace pocos días, su carta otoño invierno y allí ofrece un menú de tres pasos que incluye entrada, plato principal y una degustación de postres. Cada plato tiene opciones, el primero se encuentra entre el ceviche de trucha o langostinos al pil pil mientras que para el principal se puede elegir entre trucha rellena, trucha grillada, bife de entraña, ojo de bife o sorrentinos. Ese menú tiene un costo de $4 60 e incluye tres copas de la línea Serbal de la bodega que lleva el mismo nombre que el lugar.
La propuesta gastronómica además emplea elementos propios de la finca como hierbas aromáticas, verduras, frutas y carnes. El almuerzo se puede disfrutar dentro del restaurante o en las terrazas bajo la sombra de añejos árboles con el sonido de los pájaros de fondo. En el interior hay un sector boutique que permite adquirir frutas de la finca, según la estación, como cerezas, peras, duraznos, manzanas y nueces o vinos de la bodega.
Estancia Atamisque es uno de esos lugares mágicos que los mendocinos no deberían dejar de visitar. Que esperás para regalarte un día en este paraíso...
Por Carla Luna