Un eclipse en la discusión pública

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n Mendoza hay un eclipse en la discusión pública. Desde hace al menos dos años solo se debate de números y dinero. En general del dinero que no se tiene y los números que no cierran. Pura coyuntura y urgencia. Alcanza con analizar los temas que discuten los dos gobernadores que conviven en Mendoza. Alfredo Cornejo y Francisco Pérez buscan se desvelan pensando cómo conseguir financiamiento para tapar los agujeros del Estado.


Esa obsesión por la coyuntura tapa otras discusiones troncales para el futuro de Mendoza y que han salido por completo del horizonte de la discusión diaria. Se puede entender si se tiene en cuenta que por falta de dinero en el Estado, y por mala administración, hay niños que no pueden ir a la escuela, proveedores que no cobran, y muchos etcéteras más. El Estado mendocino es uno de los “motores” de la economía y se siente.


Pero en algún momento habrá que sembrar algo distinto. ¿Hablaron acaso Pérez y Cornejo de la realidad educativa de la provincia? Si esa es la base del futuro, Mendoza tiene problemas. Para tener en cuenta la situación vale la pena repasar algunos números.


En la Provincia, según datos Solo uno de cada 3 adolescentes termina la secundaria.


En Diario Vox hicimos un ejercicio estadístico para ver la realidad. En 2009 ingresaron a octavo año (primero del secundario) 35.601 alumnos. Cinco años después, en 2013 se graduaron 12.464 es decir, el 35%. En las escuelas estatales de 28987 inscriptos en primer año, se recibieron 8542, es decir el 29%. En las escuelas de gestión privada hubo 6614 inscriptos y se recibieron 3922, el 60%. Si son pocos los que terminan el secundario, menos son los que llegan a la Universidad. La migración de niños provenientes de familias de clase media hacia la escuela privada es incesante y las políticas diagramadas para tratar de mejorar el desempeño están estancadas: según la ley, al menos el 30% de los niños debería tener jornada extendida, pero sólo hay un 11% que accede.


Paco y Cornejo seguirán desesperados para conseguir $5.800 millones para cerrar el año y varias decenas de miles más para seguir. Todo para los llamados gastos corrientes: sueldos, servicios, subsidios y otros ítems que excluyen la inversión. Luego, esperemos, vendrá una pausa y un año sin elecciones. Una oportunidad para despejar el eclipse.